Un hipódromo en el exilio
UN HIPÓDROMO EN EL EXILIO En su libro El Juego de los caballos , Fernando Savater escribió lo siguiente: “El hipódromo de La Zarzuela fue –y aún le sigo agradecido por ello- la primera sucursal de mi San Sebastián en el exilio madrileño. A partir de entonces he notado que siempre, cuando llego a una ciudad desconocida, me basta instalarme una tarde en el hipódromo para encontrarme en casa…” . Otros aficionados han vivido una sensación parecida a la suya, pero en algunos casos sus viajes fueron todavía más largos. Dejaron atrás sus vidas pasadas, sus costumbres; y se separaron de sus familias y amigos. Cambiaron de patria, pero el hipódromo de La Zarzuela ayudó a que su exilio voluntario fuese menos traumático. Más allá de las diferencias entre unos y otros recintos hípicos, volvieron a respirar el aroma universal del turf. EL RECUERDO DE LAS CUADRERAS URUGUAYAS A pesar de vivir en España desde hace cuatro décadas, a Emerson Reduga (el nombre es ficiticio) aún le de