Helder Pereira



Helder Pereira: empieza el espectáculo


Imagen: Luis Horcajada
Hasta hace apenas un año, Helder Pereira fabricaba y vendía pantalones en el pequeño negocio familiar que regentaba en Guimaraes. El turf era para él solo un hobby y su nombre apenas sonaba entre los aficionados españoles a las carreras. Ahora es el preparador de Flanders Flame, el potro de tres años que reta a sus mayores en cualquier gran premio del calendario nacional que se ponga a tiro: La Copa de Oro y el Gobierno Vasco son sus próximos objetivos.

PROFETA EN SU TIERRA

Aficionado a las carreras desde los doce años, Helder creció en los buenos tiempos del turf portugués, que coincidieron precisamente con los años oscuros del nuestro. Siendo todavía muy joven, se convirtió en uno de los grandes jockeys de su país: “Llegué a ganar 7 u 8 estadísticas consecutivas. La Zarzuela estaba cerrado y competía contra jockeys españoles como Fernando Ocón, Bárbara Valentí o Agustín López. En aquella época valía la pena correr en Portugal. Había dos buenos hipódromos en Ponte de Lima y Coimbra, pero hace diez años las cosas empezaron a ir cada vez peor y los hipódromos cerraron. Hoy día sigue habiendo carreras, pero los premios son de 200 0 300 euros. Ni ganándolas todas tienes para cubrir gastos. Llevo 4 o 5 años sin correr en mi país”.

Fue allí, sin embargo, donde se hizo preparador. En un viaje a Francia compró una yegua que jamás había corrido, Foxburgh, la entrenó y ganó con ella 14 carreras seguidas en Portugal. Con la licencia de preparador en la mano, empezó a probar suerte lejos de su tierra: “Al principio fue difícil. Tenía pocos caballos y casi todos eran míos (cuadra Espectáculo). Mis propietarios no tenían mucho dinero, pero comprábamos caballos por 5.000 o 10.000 euros, más de lo gastamos ahora; y, sin embargo, cuando salíamos a correr a España, Francia o Marruecos, nunca ganábamos. Poco a poco aprendimos a comprar mejor, buscando caballos como Illizmit, que ya era viejo y había disputado muchas carreras, pero siempre se colocaba. Y así nos fuimos animando”.

El TURF, EN PRIMER PLANO

Aparte de Illizmit, Pereira logró victorias en España con otros veteranos como Soir d´Irlande, River Monsieur y Hong Kong Boy, pero seguía prestándole más atención a su fábrica de pantalones que a la cuadra. Hasta que, hace ahora un año, hizo la gran apuesta: “Algunos propietarios –especialmente Nossa Sra. Do Vale, Coisas Doces, Dirosa y Sara Fervenza- me animaron a dar el paso y decidí centrarme en el turf. En verano dejé la empresa y me fui con los caballos a San Sebastián para hacer allí la temporada. Nos fue bastante bien. Ganamos tres carreras con Borysthene y Vale di Rosa, y también corrimos en Francia”. 

Con la continuidad de las carreras asegurada en Madrid y la moral elevada, en otoño viajó a Inglaterra para reforzar la cuadra. Tenía un presupuesto muy ajustado, pero logró cerrar cuatro compras y todavía le sobraron libras: “Tenía margen, pero no quise gastar todo el dinero de mis propietarios por si los caballos salían malos. De hecho, han salido buenos y dos malos. De Fast Cat esperaba mucho al principio. Entrena muy bien pero en carreras no le gusta galopar. Y Tara’s Quest es una yegua complicada. Come poco y corre mal. A ver si mejora con la edad. Half a Billion, en cambio, ha ganado una carrera y ha sido segundo varias veces. Lo compré para mí por solo 800 libras, pero después se lo ofrecí a un propietario español (cuadra A Granxa). Le comenté lo que me había costado y me dijo que, por ese precio, debía ser un caballo totalmente inútil, pero al final se lo quedó y ahora tengo a un propietario contento”.

La cuarta compra fue, por supuesto, Flanders Flame, que a dos años había disputado seis carreras en Inglaterra sin pasar del cuarto puesto: “Comprar caballos que no han debutado me parece demasiado riesgo. Intento sobre todo comprar caballos que estén sanos, hayan corrido y tengan margen de progreso. Suelo mirar vídeos de sus carreras. Flanders, en Inglaterra, estaba corriendo en 1200 o 1400 metros, siempre salía mal y luego tenía que ir a palos toda la carrera. Me pareció que sería mejor en más distancia y lo compré por 2.000 libras. De yearling había costado 130.000”. 

Con Sousa, ganando el Cimera



Por eso su primera carrera en España fue el Veil Picard sobre 1800 metros: “Ahí empezó la verdadera historia del caballo, aunque después no ha tenido mucha suerte. En Sevilla perdió una carrera por un fallo del jinete. Tiró de él demasiado y es un caballo al que hay que dejar galopar. Para correr la Poule me lo traje a Madrid diez días antes de la carrera, le hice un par de trabajos y me convenció. Es posible que la pista blanda le ayudase, pero la recta de Madrid, con la pendiente final, le va muy bien. Se lanza cuando ve pista. En el Carudel vino muy atrás, fue una mala estrategia, se quedó un poco encerrado y, cuando por fin vio pista, solo quedaban 150 metros. Y en el Gran Premio de Madrid tampoco tuvo la mejor monta, vino siempre por fuera. Al final de la carrera había hecho 200 metros más que el caballo que ganó. En general, Sousa monta muy bien y volverá a ser su jockey en la Copa de Oro, pero en el recorrido siempre hay que improvisar y a veces se equivoca".



EL NUEVO RETO DE FLANDERS FLAME

Como hizo el año pasado, Helder Pereira se ha trasladado en agosto a Lasarte. Una situación transitoria, porque su base de operaciones seguirá estando en Guimarães: “Me gustaría trasladarme a Madrid, pero mis propietarios –salvo A Granxa y Sara Fervenza- son todos portugueses y allí es todo un poco más barato. Además, en Guimarães están mi casa, mi familia, mis tres hijos y mi negocio, así que no puedo estar mucho tiempo lejos. Además, en mi finca tengo una pista de 800 metros para entrenar a los caballos y estoy a solo 520 kilómetros de Madrid, que es una distancia parecida a la que están los preparadores de Sevilla o San Sebastián. Y si te fijas en Francia, allí los entrenadores también están continuamente viajando”.

En Guimarães tiene 15 caballos en entrenamiento y dos mozos le ayudan a diario, pero a Flanders Flame siempre lo galopa él. Por eso conoce tan bien al caballo: “Estuve a punto de montarlo en el Veil Picard y no descarto hacerlo en alguna carrera. En la cuadra tengo que hacer de jinete, mozo, herrador y preparador, pero el día de la carrera prefiero estar pendiente del caballo y dejar que lo monte otro. En Sousa tengo plena confianza, está al nivel de Martínez, Janácek y Fayos, que son los mejores. Entre los demás, y ahí me incluyo, el nivel es muy parecido. Flanders correrá la Copa de Oro y el Gobierno Vasco. El caballo está como un toro y en Lasarte va a hacerlo todavía mejor que en Madrid. Su distancia ideal está en torno a 2.000 metros y este verano podría haber disputado un listed en Vichy, pero quiero ganar un gran premio en España. Su objetivo es la Copa de Oro. Tengo confianza en su victoria. Es un caballo que tiene nivel de listed y en otoño sí que me gustaría probarlo en Francia”.

Flanders Flame bate a Madrileño en la Copa de Oro. Imagen: Dabid Argindar


Lo más curioso de todo es que Flanders Flame no parece haber cambiado la vida de Helder Pereira. En septiembre este portugués tranquilo regresará a Guimarães, comprobará que en la fábrica textil todo funciona como siempre y en otoño hará una nueva incursión a Inglaterra para buscar, quizás con algo más de dinero en el bolsillo, el caballo más divertido de la próxima temporada.

Principios de Agosto de 2016 (publicado en A Galopar)

Carlos Guiñales










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